Inicié en el arte desde que era niña, a través de juegos e inventos mi creatividad e imaginación iban creciendo, me encantaba dibujar, recortar, pintar y hacer diferentes manualidades, además de contar con la influencia artística de mi madre. Con 16 años ingresé a la escuela de artes en donde realicé mis primeras exposiciones y logré vender mi primera pieza profesional a los 17 años, recuerdo no querer venderla a lo que una de mis maestras me aconsejo con sabiduría el no apegarme a mis obras ya que vendrían más, y cada vez serían mejores.
“Pintar me transporta y me libera, es una sensación que describo como una conexión.”
-Rosy Ayala
En mis obras me gusta experimentar con técnicas mixtas, el óleo, la acuarela, el acrílico y el grabado. Me encanta trabajar con la abstracción ya que me resulta liberador, además disfruto mucho pintar animales, pienso que todos en algún momento de nuestra vida conectamos con ellos y sus características los hacen místicos para mí.
A través de mi vida he tenido grandes satisfacciones además de mil señales que me hacen seguir adelante, pero el mayor logro para mi es que a alguien le llame la atención mi trabajo y que el espectador conecte, sienta la pieza y la haga propia. El camino puede estar lleno de obstáculos pero yo me siento realizada y satisfecha. Me hice la promesa de que cada trabajo a realizar sería de acuerdo a mi profesión y lo he cumplido, hay una gran riqueza moral y espiritual en lo que hago, pues mis obras son producto del corazón y la sensibilidad, además de la imaginación.
Sé que soy afortunada, por lo que sigo adelante, aprendiendo y experimentando. El mundo del arte jamás termina, el arte está presente en todo, por lo que es importante seguir cultivándolo, y no solo para mi, sino también para nuestra sociedad.